Esta fue una de las clases que recordaré más con el pasar del tiempo, por lo valiosa que fue. Comenzamos con movimiento para soltarnos, lo primero fue el ejercicio de saludarnos, no de la manera que acostumbramos todos los días, si no que nos saludamos con otras partes de nuestro cuerpo, con las caderas, con los codos, con la nariz… sin hablar y lo más importante siempre mirándonos a los ojos y mediante gestos, en el fondo siempre nos comunicamos mediante la mirada y gestos, pero no nos damos cuenta que es con lo que más expresamos, muchas veces no necesitamos escuchar lo que el otro piensa para saberlo, o un silencio dice más que mil palabras.
Toda esa actividad fue con música al igual que la siguiente actividad donde nos
dividimos en dos grupos y la intención era que fuéramos saliendo a movernos al
ritmo de la música de manera libre, cada uno siguiendo a su manera la melodía.
En este punto debo confesar que el salir
y expresarme frente a todos sin un patrón que seguir, solo mediante la
improvisación me dio cierto nervio, pero me decidí y lo hice, porque en verdad
quería fluir con la música, si hay algo que me gusta es la música, el baile, y
momentos como esos donde tenemos la oportunidad de expresarnos, ser nosotros
mismos, mostrarnos auténticamente, si hay algo que siempre he agradecido y me
atrae de las personas es su autenticidad, personas sin pretensiones de ser lo que no
son, con su verdad, ¡siendo únicos!.
Con la última actividad, que fue la muestra de nuestras
máscaras, a través otra vez, de una manera libre, expresándonos con música, de
ellas tocaban la valse d' amelie de Yann Tiersen, canción que me gusta mucho y me
conectaba y generaba más emociones en ese momento. Cuando comenzaron a salir mis compañeros uno por uno, me iba llenando de
conocimiento sobre ellos, apreciaba cada uno de sus movimientos,sus máscaras, y entré en cierto juego de adivinanza, sobre encontrar eso
que intentaban mostrar, en este juego
creo haber descubierto muchas cosas, y hasta identificarme con algunas, es increíble
lo que podemos conocernos con actividades como esta, sin palabras de por medio.
¿Qué me pasó a mí? Estaba tan conectada conmigo misma, y a veces me cuesta
tanto encontrarme, pero en ese momento estaba ahí, y sentí un deseo de escupir
todo mi sentimiento, todo mi pensamiento, todo mi ser yo, de mostrarme, de que
mis compañeros me vieran tal cual soy. Destaco la confianza que se generó y que el
hecho de yo mostrarme y como todos se mostraban, entregaban algo, me hizo
recordar y valorar lo que soy, y lo que somos todos, todos somos seres capaces
de entregar algo, cosas buenas y cosas diferentes porque todos somos únicos, y
eso nos hace necesario a cada uno por igual, de allí una de las razones que nos
dice que no podemos discriminar a nadie,
todos somos seres especiales.
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